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Si comés en un restaurante y querés llevar lo que sobró, te cobrarán el packaging
Desde hace años, tal como se acostumbra en otras ciudades del mundo, cuando se almuerza o cena en un restaurante, si el comensal no consume todo lo pedido, puede solicitar que se lo envuelvan para llevarlo. Se conoce como doggy bag, aunque en realidad, muchos no tienen perrito y llevan lo que les sobró, para luego consumirlo en su hogar.
Lo cierto es que ahora, algunos restaurantes han sorprendido a los clientes que solicitaron su doggy bag, cuando vieron que les cobraban el packaging, algo que siempre fue gratis porque la comida ya es pagada.
La crisis económica y la moda de lo circular, la doggy bag (tal el nombre con el que se conoce a la bolsita) se popularizó, pero ahora hay restaurantes que están cobrando por llevársela y argumentan que adoptaron esta medida porque son los costos de los descartables.
Fue en el año 2017 cuando el Gobierno de la Ciudad lanzó una prueba piloto con los restaurantes para que entregaran en cajas de cartón lo que sobraba de sus platos, con el objetivo de reducir el descarte de comida. "Muchas veces, por vergüenza o falta de hábito, los alimentos sobrantes terminan como desperdicio", decían entonces desde el Gobierno porteño.
Actualmente, ya nadie tiene vergüenza de pedir lo que sobró y es razonable, ya que es comida que han pagado y si no la consumieron en su totalidad, tienen derecho a llevársela.
También ocurre que muchas veces, una pareja o dos personas quieren compartir un plato, ya sea porque comen poca cantidad o porque tienen un presupuesto acotado y en algunos restaurantes cobran un recargo por compartirlo y lo mismo ocurre si alguien lleva su propio vino al restaurante, se cobra un importe por el descorche.
Algunos empresarios gastronómicos comentan que en los últimos tiempos el doggy bag viene en alza, y tipifican incluso una categoría de cliente al que llaman "comprimido": la gente que, por la falta de tiempo para cocinarse, compra comida para take away en los restaurantes (en especial por las noches) o pide una porción más grande a la mesa para que le quede para la cena o el almuerzo del día siguiente.
Hay que hacer, también, otra aclaración: esta práctica del cobro por lo que sobra no es extendida. Son muy pocos los restaurantes que lo hacen, pero no deja de llamar la atención (así, también, de a poco, empezó la doggy bag hace casi una década). El por qué lo hacen pone el foco en otro tema más macro: los costos y el escenario actual del rubro gastronómico, muy golpeado por la retracción del consumo y la caída del turismo receptivo.
“Los productos de plástico son muy caros", enfatiza un empresario, quien apunta que al manejar márgenes tan cortos para no aumentar los precios, algunos locales deciden cargar a la cuenta el paquete para llevar. Y relaciona esto que está pasando con las aerolíneas low cost, que cobran por la comida, o con los supermercados que cuando dejaron de entregar bolsa, comenzaron a facturarlas. "Es como el cubierto, algunos lo cobran y otros no", agrega.
En este escenario, quizás haya una estrategia de marketing posible para el sector, como la que había implementado hace un tiempo una cadena de locales le hacía un descuento al cliente de take away que llevaba su propio tupper.
Susana Espósito - 3270 caracteres – Miércoles 28/05/25
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