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    Cuando la idiotez ignora el derecho de autor

    En los últimos días se está hablando de la revisión de cuentos clásicos para niños, tales como Blancanieves y Cenicienta, considerados "clasistas y heteronormativos"... por considerar también que el lenguaje puede ser considerado ofensivo.

    James BondYa hace un tiempo se anunció la reescritura de los libros infantiles de Roald Dahl y las novelas de James Bond y ahora le toca el turno a estos clásicos de la literatura infantil.

    ¿Qué es lo que ocurre en estos últimos años, que en lugar de ocuparse de lo importante hay personas que solo tienen en su cabeza una obsesión por el sexismo, feminismo, lenguaje "inclusivo" (un invento mamarrachesco) y tratan de adoctrinar a los niños, desde pequeños, como impulsándolos a que elijan el sexo que deseen o les imponen aceptar estas nuevas autopercepciones?

    Existe un derecho de autor que debe ser respetado y por lo tanto hay que respetar lo que ya está escrito. A quien no le guste, que escriba otras historias.

    Los seres vivos tanto del reino humano, animal como vegetal, tienen dos sexos: femenino y masculino. No se puede inventar. Otra cosa es cómo cada uno "se perciba", lo que sería lógico respetar pero no es obligación aceptar. Por lo tanto, qué es eso de tomar decisiones tanto en las escuelas como en otros ámbitos e influir en la educación y adoctrinamiento de los niños, confundiéndolos e interfiriendo en la educación de los hogares. ¿Con qué derecho?

    ¿Sabrán estas personas que sus derechos terminan donde comienzan los de los demás?

    Obviamente esto ha generado cierto revuelo, ya que ha sido contratado un grupo de lectores "de sensibilidad", para revisar dichos cuentos de hadas. Se trata de lectores que Ladybird Books -una editorial especializada en literatura infantil de Londres que forma parte del grupo Penguin-, consideran que cuentos infantiles como Blancanieves y La Cenicienta podrían impactar en los niños con mensajes clasistas y heteronormativos.

    Ya se conocieran los cambios que se han hecho en algunos libros para hacerlos más inclusivos, como es el caso de los de James Bond, reeditados para eliminar referencias racistas o los de Roald Dahl, en los que se han eliminado términos como “gordo” o “feo”, ahora parece haber llegado el turno de los cuentos de hadas en los que, por su registro, es habitual que haya referencias al aspecto físico o las relaciones heteronormativas.

    Los lectores de sensibilidad analizan si la representación que se hace de los diversos grupos de población están libres de estereotipos o si los textos atienden a los valores y la sensibilidad imperante.

    Caperucita rojaSegún ellos, clásicos como Blancanieves y La Cenicienta tienen otros elementos problemáticos, como el amor a primera vista o el privilegio de la belleza física por sobre los rasgos de la personalidad. En estos cuentos, además, los personajes más bellos suelen ser mujeres rubias y de ojos azules, lo cual atenta contra la diversidad racial.

    Que los protagonistas sean siempre príncipes y princesas en relaciones heterosexuales también es, para los lectores a cargo de estas revisiones, un problema, porque no se representan otras realidades como la homosexualidad o la bisexualidad.

    Los lectores de sensibilidad también sostuvieron que es problemático el hincapié que se hace en la clase social cuando se hace referencia a la realeza en cuentos clásicos como La Bella Durmiente o La Cenicienta.

    Aquello indicaría que el rango social es lo que hace importantes a las personas. También “encontraron” discriminación por edad: los personajes buenos son a menudo modelos de belleza juvenil y los malos se representan como brujas y viejas arrugadas.

    Lo cierto es que quienes piensan así, deberían saber que por más que quieran obviar lo que consideran discriminatorio o racista en un libro de cuentos o novela, no podrán hacer que esas situaciones desaparezcan de la vida real y además, un cuento es una fantasía, es hacer soñar a los niños con historias, gracias a Dios, con finales generalmente felices, porque ya tendrán toda la vida para desilusionarse y cuando los niños tengan discernimiento propio y NO IMPUESTO, será el momento de elegir ser lo que quieran: abogados, médicos, modistos, peluqueros, aviadores, bomberos (todas profesiones que perfectamente pueden ser ejercidas por ambos sexos) pero lo que NO PODRAN ELEGIR es un sexo, porque con eso se nace, sentirse o percibirse de otra manera, será tan respetable como inaceptable.

    Como diría Guilermo Nimo: "Por lo menos, así lo veo yo" (y sé que otros tantos más, piensan igual que yo).


    Susana Espósito - Publicada el Martes 14/03/23 - 4525 caracteres