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    Desde 01/01/2016




    Singer, las máquinas de coser
    que ayudaron a "parar la olla"

    Isaac SingerIsaac Singer, había nacido en Nueva York el 26 de octubre de 1811. Por un tema de adaptación, sus padres inmigrantes acortaron el apellido original Reisinger a Singer. Las infidelidades de su padre provocaron la separación del matrimonio y fue entonces cuando Isaac se mudó con su hermano mayor y comenzó a ganarse la vida en distintos empleos.

    En 1839 inventó una máquina para perforar la roca y vendió la patente en 2 mil dólares, que era mucho más que el dinero que había ganado hasta entonces, entre talleres mecánicos y papeles menores en obras teatrales. Porque su otra vocación era la de actor.

    Lejos de ahorrar lo ganado por su invento, lo invirtió en el armado de una compañía teatral, los Merritt Players. Presentándose como Isaac Merritt, recorrió los Estados Unidos durante cinco años.

    A los 19 años se casó con Catherine Mary Haley, de 15 años, tuvieron un hijo, William y los tres vivieron en Nueva York. Luego, en un viaje que realizó a Baltimore, conoció a Mary Anne Sponsler, a quien le propuso matrimonio y al volver a Nueva York, Mary descubrió que él ya estaba casado. Sin embargo no lo dejó y tuvo con él una hija, llamada Lilian.

    maquina de coserEn 1849 patentó una máquina para tallar madera y metal, pero su vida tuvo realmente un giro determinante en 1850, cuando estando en Boston, el fabricante de máquinas de coser Orson Phelps le pidió que revisara un modelo que tenía dificultades para usarse. Estas máquinas derivaban de un invento de Elías Howe, que la había patentado en 1846. Demoró 11 días en perfeccionarla, introduciéndole modificaciones que serían fundamentales: dispuso aplicar un movimiento de arriba hacia debajo de la aguja, cambió un complejo sistema de manivelas por un pedal, le agregó una pieza que permitía el deslizamiento de la tela a medida que se iba cosiendo y un prensa tela, con el cual se podía coser en cualquier dirección. Las modificaciones le habían insumido 40 dólares.

    El 12 de agosto de 1851, junto a su socio Edward Clark, comenzó a comercializar esta nueva máquina, a la que Singer se refería como “el motor de coser”. El modelo llevaría el nombre de “Jenny Lind”, que era una soprano sueca, que por 1850 había dado una serie de conciertos en Estados Unidos, contratada por el empresario teatral P.T. Barnum.

    El que puso el grito en el cielo fue Elías Howe quien, deseoso de un arreglo ya que estaba escaso de fondos, le dijo que si le pagaba 2 mil dólares no haría ningún tipo de reclamo. El rechazo de Singer fue rotundo.

    Mientras Howe llevaba el caso a juicio, en el que reclamaba 25.000 dólares, Isaac fundó la Singer Sewing Machine Company. Se volvió un hombre muy rico. Singer terminaría perdiendo el juicio, pero el fallo no le impidió continuar con la fabricación del aparato.

    Una vez que perfeccionó el modelo que él mismo había mejorado, comenzó a venderlo por 100 dólares. Al modelo, que daba 900 puntadas por minuto -aventajando a la más hábil costurera- le introdujo piezas intercambiables, lo que resultaba sencilla la reparación.

    La máquina fue un verdadero boom comercial que obtuvo premios en distintas ferias de los Estados Unidos y en Europa. Además, Singer llevó adelante una campaña publicitaria que incluyó la contratación de costureras que hacían demostraciones públicas y la edición de una publicación, The Singer Gazette, con las novedades de la empresa y trucos y secretos para los usuarios.

    Para 1860, la Singer -que se transformaría en la primera empresa multinacional de Estados Unidos- fabricaba 60.000 máquinas al año, y exportaba un cuarto de ellas.

    Entre su esposa, concubinas y novias circunstanciales, sumaba 24 hijos. La conmoción que causó en la sociedad de Nueva York fue tal, que algunos bancos le negaron créditos a su empresa.

    El panorama lo alentó a cambiar de aire y viajó a Europa. En Francia conoció a Isabella Boyer, cuando él tenía 52 y ella 22. Juntos, se fueron a vivir a Gran Bretaña. Cuando estaba construyendo una mansión, con teatro incluido en Dover, lo sorprendió la muerte el 23 de julio de 1875. Tenía 66 años.

    Se dijo que el rostro de la Estatua de la Libertad -un regalo de Francia a Estados Unidos para celebrar el centenario de la declaración de la independencia- estaría inspirado en el de Isabella, quien habría estado relacionada con el escultor Frédéric Auguste Bartholdi, el autor del monumento.

    Edificio Singer en Buenos AiresEn 1905 Argentina importaba sus primeras máquinas de coser Singer. Su llegada permitió la independencia económica a miles de mujeres de sectores populares y el hecho de poder pagarlas a plazos facilitó que su uso se extendiera rápidamente. Cerró en enero de 2019.

    La propia Eva Perón, la carismática primera dama argentina (1946-1952), tiene una historia personal marcada por uno de estos aparatos, al enviudar joven su madre y transformarse la costura en el único sostén para la casa.

    Quizás por eso, Evita se convirtió en una de las grandes distribuidoras de máquinas de coser del país. No hay registro certero del número que entregó la Fundación Eva Perón, aunque aseguran que "sin duda fueron miles", repartidas en concepto de "ayuda social directa" para "dar una mano" a mujeres humildes, que gracias a las máquinas de coser pudieron "parar la olla" y salir adelante.

    La firma Singer tuvo su sede en nuestra Ciudad en un hermoso edificio en la Avenida de Mayo, esquina San José, hoy convertido en un hotel y restaurante.


    Susana Espósito - Publicada el Lunes 26/10/20 - 5365 caracteres