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    Desde 01/01/2016




    El taller de León Ferrari abierto al público

    En una vieja casona situada en la calle Pichincha 849, en el barrio de San Cristóbal, se encuentra el taller del artista plástico, León Ferrari, que está abierta al público, desde el martes 12 de noviembre, para que disfruten de los más de 400 trabajos que allí se exponen, además de la biblioteca y parte de sus documentos.

    Obra de Leon FerrariEntre dichas obras, la más emblemática es "La Civilización Occidental y Cristiana", que tanta polémica generó, por sus cuestionamientos al poder, la religión y en defensa de los derechos humanos.

    Como es de público conocimiento, León Ferrari es considerado un provocador, controvertido y genio del arte, que ha expuesto en grandes museos del mundo.

    El taller que abrió al público en 2018 es un lugar no solo de visita de la obra del artista sino también un ámbito de debate sobre arte, violencia y religión, temáticas que abordó en su obra, que interpela la realidad y las creencias de la cultura occidental.

    Esta idea guió al artista a conformar la Fundación Augusto y León Ferrari, informó Anna Ferrari, nieta del artista durante una recorrida junto a hijos, familiares y colaboradores, de la que también participaron integrantes del CELS, organismo con el que trabajan por afinidad temática y para trabajar temas relacionados con los derechos de imagen.

    La primera sala del taller guarda la magia de los últimos momentos que vivió el controvertido artista antes de su muerte y obras de algunos de sus amigos como la de Yuyo Noé; las paredes de los pasillos de la planta baja están tapizadas con heliografías y pinturas.

    En una sala del primer piso es donde se encuentra una de las obras más polémicas, realizada sobre una reproducción del Juicio final de Miguel Ángel, y cubierta con excrementos de aves que desde una jaula defecaron sobre la obra...

    Resulta increíble pensar que el artista fue educado en un colegio religioso y aún así, dando por sentado que no había sido su elección, sino la de sus padres, se haya manifestado en sus obras con una total irreverencia que roza hasta la falta de respeto hacia los símbolos del catolicismo, razón por la cual recibió duras críticas. Sin embargo, es interesante acercarse a sus obras, apreciarlas de cerca y observar, sin juzgar, porque fue su manera de expresarse y quién tiene derecho a abrir juicios de valor por los sentimientos o actitudes de alguien que quiso expresarse mediante sus trabajos.

    La "experimentación sin límites con distintas técnicas y materiales siempre fue una constante en su obra, así como una forma de ironía que ayudara a aliviar la idea del pecado impuesta por la religión”, señaló Gabriela Baldomá, conservadora de la obra del artista.

    La Civilización Occidental y Cristiana, una escultura de 1965, muestra a Cristo crucificado sobre un avión bombardero estadounidense, que en su momento aludía a la guerra de Vietnam, pero que recobra significado a lo largo del tiempo.

    Obras de la serie Nosotros no sabíamos, frase que una parte de la ciudadanía argentina utilizó frente a las pruebas de la tortura y de los centros de detención durante la dictadura argentina también se exhiben en el taller. Estas obras en las que utiliza collage y montaje las inició en 1976 a partir de la recopilación de un grupo de noticias sobre la represión durante la dictadura.

    Parte de esta producción es la que se expuso en 2004 en el Centro Cultural Recoleta y que provocó la ira de grupos ultra religiosos, la rotura de obras, la clausura y reapertura de la muestra por decisión de la justicia y uno de los más intensos debates en la historia del arte argentino.

    La polémica desatada a partir de esta muestra le dio gran visibilidad a su obra en el país y en el exterior a tal punto que pocos años después lo invitaron a participar en las bienales Documenta, de Alemania; de Valencia y San Pablo y obtuvo en 2007 el León de Oro, premio al mejor artista, en la bienal de Venecia.

    Una de las salas del taller está ocupada por la biblioteca de Ferrari, que posee 3.500 libros de religión, grabado, serigrafía, y libros de literatura erótica japonés de los que recortaba dibujos para pegar en sus obras muchas de las cuales tienen un fuerte contenido sexual.

    El taller también otorga un lugar a la obra de Augusto Ferrari, padre del artista, que construyó catedrales y realizó pinturas de 120 metros de extensión, y para el artista era muy importante que fuera reconocido.

    Durante la recorrida se hizo presente el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro, quien dijo que el taller “es un ejemplo de conservación de la obra de artistas como León Ferrari” y explicó que como la Fundación recibió el apoyo de Mecenazgo porteño, visita este y otros lugares que accedieron a ese beneficio “para ver cómo funciona la experiencia, y así conservar el patrimonio para las nuevas generaciones”.

    El taller puede visitarse los viernes y sábados de 12 a 18, comunicándose al mail tallerferrari.contacto@gmail.com.


    Susana Espósito - Publicada el Lunes 18/11/19 - 4920 caracteres