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    Restauran dos importantes mascarones de proa

    Dos imponentes mascarones de proa, Venus y Eolo, serán restaurados en las salas de Tarea-Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), con sede en Barracas, gracias a la financiación, producto de la ley de mecenazgo del gobierno de la Ciudad, de 2018. Ambas piezas serán recuperadas para volver a lucirse en la sala de mascarones de proa, del Museo Benito Quinquela Martín, en el barrio de La Boca.

    Para restaurar los mascarones del MBQM, mecenazgo concedió $500 000 pesos. Actualmente, se preparan para restaurar dos de los doce murales que Quinquela Martín donó a escuelas porteñas. "Vamos a empezar por uno en La Boca y otro en una escuela de La Paternal", adelanta sobre el proyecto que aguarda la firma ministerial para ser oficial. Mecenazgo también apoya la restauración de la parroquia santuario Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en Parque Chacabuco.

    Es importante recordar que al momento de su creación, esta sala de mascarones de proa, fue única en el mundo. Por iniciativa de Benito Quinquela Martín, se destinó una sala de su museo para exhibir un conjunto de 32 mascarones de proa, que pertenecieron a barcos pesqueros, algunos hundidos y otros en desuso. Actualmente, esta es una de las dos colecciones de mascarones más importantes de Sudamérica, junto con la del poeta Pablo Neruda en Isla Negra.

    Los mascarones de proa son figuras mitológicas talladas en madera que embellecían y daban identidad a las embarcaciones. También hubo mascarones con el rostro de políticos o familiares de los dueños de las embarcaciones.

    Los mascarones que están siendo restaurados, Venus y Eolo, pertenecieron a la flotilla de Nicolás Mihanovich. Una es la diosa del amor y la belleza que seducía las aguas en favor de los navegantes y el otro es el dios de los vientos, que permitía surcar las aguas con buena fortuna. Ambas piezas fueron talladas en Escocia, a fines del Siglo XIX, en los astilleros Danny Brothers de Dumbarton. Ambos pesan 150 kg.

    Restauran mascarones de proa

    Eolo embellecía la proa de una embarcación a vapor que naufragó el 19 de noviembre de 1924. Venus tiene el mismo peso, fue tallada en Escocia a fines del Siglo XIX, perteneció a una embarcación que fue desarmada en 1935. Ambas piezas fueron donadas al Museo Quinquela.

    Se trata de los mascarones más grandes que posee la colección del museo y por su estructura requieren estudios y tratamientos especiales para su puesta en valor. Los trabajos están a cargo de Sergio Medrano, que es Licenciado en conservación y restauración de bienes culturales.

    Luego de realizar la "ficha técnica" de cada mascarón, se elaboró una propuesta de tratamiento. "Son dos obras muy ricas para ser estudiadas y el plan es recuperar su valor histórico para que permita una lectura estética", dice Medrano. Mientras estaban en uso, las piezas fueron restauradas sin criterio científico: se les agregaron collares de latón, se amputaron partes y se pintaron con colores vivos. También se sumaron, a la derecha de cada divinidad, querubines que desentonan con los originales. "Mientras los barcos estaban en funciones, las piezas tenían que estar bien. Fueron intervenciones utilitarias", indica el investigador.

    Incluso se rehizo la cabeza de Venus, cambiando para siempre su postura original. Cuando se la exhiba como lucía en la embarcación, ya no mirará hacia el frente, sino hacia abajo. "Eso resignificó la obra. Se dice que lo hizo un escultor amigo de Quinquela", acota Medrano.

    En el trabajo de restauración se debe evitar la creación de lo que los especialistas denominan "falsos históricos". El concepto por el que se guían en Tarea es el de "anastilosis", una técnica de reconstrucción de monumentos u obras según el estudio metódico de los elementos que los componen.


    Susana Espósito - Publicada el Martes 05/03/19 - 3808 caracteres - Foto: Diario La Nación