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    Operativos sorpresa realizan test de alcoholemia

    Durante estos días de festejos de Navidad y Año Nuevo, se han reforzado los controles de alcoholemia en la Ciudad, con 14 puestos adicionales en distintos barrios.

    Habitualmente, durante todo el año, 18 puestos realizan los controles durante los días hábiles y 25, en fines de semana y feriados. Ahora, el Gobierno porteño sumó más puestos para que haya controles sorpresivos.

    Juan José Méndez, el secretario de Transporte y Tránsito del Gobierno de la Ciudad anticipó: "Realizamos controles de alcoholemia los 365 días del año para que las calles sean cada vez más seguras, y en el marco de las fiestas de Navidad y Año Nuevo reforzamos los puestos de control en nuevos puntos de la Ciudad. Es necesario entender y transmitir que el alcohol y el volante nunca son compatibles”.

    Entre enero y noviembre de este año se realizaron 182.842 controles de alcoholemia, 2.655 de los cuales -un 1,4%- dieron positivos. Se calcula que cada dos horas, un conductor no pasa el test. En 2017 hubo 160.403 controles, de los que el 1,6% dieron positivo.

    Hay un dato que muestra de qué manera el alcohol incrementa el peligro en las calles. El 10% de los 6.679 controles solicitados este año por siniestros viales fueron positivos. Es decir que el 10% de los conductores que participaron en ellos estaba borracho.

    El dosaje promedio de alcohol de los conductores que dan positivo es de 0,87 gramo por litro de sangre, cuando el máximo permitido para conductores particulares es de 0,50 gramo. Mientras, el límite para motociclistas es de 0,2 y para conductores profesionales, la tolerancia es cero.

    Este año, además, se hicieron 2.045 controles a conductores para detectar si habían consumido estupefacientes. Hubo 220 casos positivos: 105 de cocaína, 65 de marihuana y 37 de drogas combinadas.

    Cuando se detecta a un conductor con un dosaje de alcohol superior al permitido, se le retiene la licencia y se le otorga una provisoria con una validez 40 días corridos. Mientras, su vehículo es remitido a una playa de acarreo, porque no está permitido que le ceda el volante a un acompañante. Además, le informan al contraventor que se presente en la Fiscalía de la Ciudad dentro de los cinco días hábiles de labrada el acta contravencional.

    El conductor que se niega a someterse a un control de alcoholemia o estupefacientes es sancionado con una multa de 300 Unidades Fijas, lo que equivale a $ 5.355. Si se trata de un chofer de transporte público, la sanción se duplica.

    En los últimos años distintas asociaciones de víctimas viales han pedido castigos más severos para quienes manejan después de tomar alcohol. Pero la mayoría de los proyectos en ese sentido aún no se concretan.

    Haber consumido alcohol o estupefacientes sí es considerado un agravante para quienes matan al volante. La ley determina una pena de tres a seis años de prisión para los conductores que "se dieren a la fuga o no intentasen socorrer a la víctima, o estuviesen bajo los efectos de estupefacientes o con un nivel de alcoholemia igual o superior a quinientos miligramos por litro de sangre -para conductores de transporte público- o un gramo por litro de sangre en los demás casos".


    Susana Espósito - Publicada el Martes 01/01/19 - 3184 caracteres