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    El peligro de manejar alcoholizado

    Es hora que entendamos que el alcohol y el volante no son compatibles, si bebe no maneje. Tenga en cuenta que un automóvil puede convertirse en un arma mortal si no es conducido por una persona lúcida, que tenga alerta todos sus sentidos.

    Tomar alcohol y manejar aumenta el riesgo de accidentes: está comprobado que el consumo de bebidas alcohólicas perturba el sentido del equilibrio y el cálculo de las distancias, disminuye el campo visual, además de aumentar la fatiga y el sueño.

    "Que las fiestas nos unan. Separemos manejar de tomar alcohol". "El alcohol altera tus sentidos: si manejás, no tomes". Con estas cosignas, la Ciudad contribuye durante la época de las fiestas de Año Nuevo a la toma de conciencia sobre el peligro que implica manejar tras haber consumido alcohol.

    Efectos nocivos del alcohol
    El alcohol es una sustancia psicoactiva y un depresor del sistema nervioso central. Los efectos y riesgos dependen de qué, cuándo y con qué frecuencia se toma, las mezclas de bebidas realizadas y las características particulares de la persona que lo consume.

    Según información del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el alcohol produce dependencia física y psíquica y su consumo habitual en el tiempo puede provocar daños en hígado, páncreas, estómago, corazón y cerebro.

    "Cuando una persona “aguanta” un gran consumo de alcohol no significa que lo controla, sino que su organismo se ha acostumbrado a él", explica el sitio web del Ministerio y agrega: "Si un organismo se acostumbra al alcohol, la ausencia del mismo produce Síndrome de Abstinencia (sus síntomas van desde temblores, ansiedad, sudoración, náuseas, hasta pérdida de conciencia y alucinaciones, entre otros)".

    Hay que considerar que el ritmo de eliminación del alcohol es de 7-8 gramos por hora y, contra lo que suele suponerse, tomar café, mojarse, ducharse con agua fría, hacer gimnasia o transpirar no sirven para reducir la cantidad de alcohol en la sangre.

    Los efectos nocivos se potencian si se mezcla el alcohol con otras sustancias o drogas.

    Si un amigo o familiar no puede controlar su relación con el alcohol, puede aconsejársele ver a un profesional del Servicio de Ayuda en Drogas y Alcohol (SADA) 4861-5586, que atiende de lunes a viernes de 8 a 20 horas. También se puede acercar a uno de los Centros de atención en adicciones porteños.

    Cómo ayudar a quien bebió en exceso

    • No dejarlo/a solo/a.
    • Evitar que pierda la conciencia y se duerma, obligarlo/a a caminar, hablarle.
    • Dale tragos breves de agua natural, nunca café o alcohol.
    • Si se acuesta, ponerlo/a de costado para que, si vomita, no se ahogue.
    • Si tiene un ataque o espasmo, tratar de que no se lastime, que no se caiga, ni se muerda la lengua.
    • Si no puede evitarse que se duerma, cuidarlo/a hasta que se despierte.
    • Controlar que no se enfríe; abrigarlo/a para evitar que sufra una hipotermia.
    • Si no respira, hacerle respiración boca a boca.


    Susana Espósito - Publicada el Martes 31/12/19 - 2931 caracteres