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  • Metáforas del Obelisco

    Así como Joaquín Sabina se pregunta en una canción: quién me ha robado el mes de abril, los porteños nos hemos preguntado: quién se ha robado la punta del Obelisco.

    Hace unas semanas, percibimos que la fisonomía del ícono porteño se veía rara y sin necesidad de golpearnos el dedo gordo del pie, algunos sorprendidos dijeron: "la punta del obelisco".

    El misterio fue revelado y todos nos enteramos que simplemente había sido una intervención artística de Leandro Erlich. Su obra constó de dos partes. Por un lado, el artista trabajó directamente el monumento, haciendo desaparecer su ápice, que reapareció en la explanada del museo MALBA con una reproducción a escala real. Allí, el público pudo ingresar a la cúspide con entrada libre y gratuita, y disfrutar de las cuatro vistas aéreas que se observan desde las alturas del monumento emplazado en la avenida más ancha del mundo.

    Realmente fue una extraña intervención de arte, hasta podría tomarse como algo simbólico, ya que la punta del obelisco fue tapada como también están tapados los ojos de la escultura de una dama que representa la justicia, venda que simboliza la objetividad con que debería ser impuesta, sin miedo ni favoritismos, independientemente de la identidad, el dinero, el poder o debilidad; la justicia ciega e imparcial. Claro que actualmente, esto no ocurre y hasta el obelisco, probablemente, desee tener los ojos tapados para no ver, no sufrir y evitar que se le piante un lagrimón.

    Si lo vemos desde un aspecto más jocoso y pensando en el argentino machista, también hemos escuchado más de una vez, que el obelisco simboliza la virilidad del hombre porteño.

    Finalmente, el domingo 4 de octubre, fue retirado el capuchón que cubría la punta del obelisco y allí está, firme como suricata, fiel centinela que vigila atentamente y en silencio el trajinar de los porteños, erguido y orgulloso, bien plantado en el centro de la Reina del Plata.


    Susana Espósito - Publicada el Lunes 05/10/15 - 1934 caracteres