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  • Quién dijo que todo está perdido?

    "Música para el Alma" es un grupo de más de 100 músicos de distintas orquestas sinfónicas como la Sinfónica Nacional, Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, Orquesta Filarmónica del Teatro Colón, Orquesta Estable del Teatro Colón, Orquesta del Tango de Buenos Aires, Camerata Bariloche y Coro Estable del Teatro Colón.

    Ellos se han unido con el objetivo de acercar desde melodías infantiles hasta arias de óperas a distintos hospitales, escuelas y cárceles. "Vamos a todo lugar donde haya personas en situaciones difíciles".

    El proyecto nació en 2011 a través de una situación de mucho dolor que fue la enfermedad de una música muy joven, María Eugenia Rubio, la novia de Bergero. "En su último año de vida empezó a generar estos conciertos. Es decir, ella no podía tocar y empezamos a ir nosotros al lugar donde se atendía y ahí nos dimos cuenta que era muy diferente lo que sentíamos haciendo esos conciertos para esa gente que estaba pasando por situaciones tan difíciles", contó.

    Jorge es chelista de la orquesta estable del Teatro Colón y hace pocos días, junto con otros seis compañeros músicos, se presentaron en el Hospital de Niños, Pedro Elizalde, en el barrio de Barracas, donde sorprendieron a quienes aguardaban en la guardia, a quienes salían del hospital, a los internados, médicos y enfermeros, irrumpiendo con tanto amor, que ni siquiera la enfermera que desde un cuadro cruza sobre sus labios el dedo índice, indicando "silencio hospital", pudo frenar esa música para el alma, que estos intérpretes llevaban para dar un momento de alegría y acariciar el alma.

    Comenzaron el show en el salón de juegos del servicio de hemato-oncología de la Fundación Flexer, que ayuda a los niños con cáncer. Allí, interpretaron desde piezas clásicas como "El oboe de Gabriel" hasta las populares "El payaso plim plim" o "Canción para tomar el té". Los chicos, que al principio estaban distraídos con sus juegos, se fueron atrapando con la música y terminaron aplaudiendo al ritmo de las canciones.

    Luego, en el hall de entrada estuvieron por casi 20 minutos y los pacientes de distintos salones se acercaron para escucharlos. Con el mismo repertorio que antes, el momento más emotivo fue cuando los músicos y la gente unieron sus voces en "El himno de la alegría".

    Antes de irse, los músicos pidieron pasar por el pabellón de internación y, en el pasillo, interpretaron tres piezas entre las que se destacó el "O mio babbino caro", de Puccini. "En todos los hospitales pedimos abrir las puertas de las habitaciones y que nos escuchen. Parece raro al principio, pero se genera una conexión con los pacientes que los saca de esa rutina de estar en el hospital todo el día, en la habitación, por ahí con mucha incomodidad o pasando una situación de dolor físico", explicó Bergero.

    "Cuando nos escuchan se conectan con una parte que ellos tienen dentro, que es lo esencial. La música en vivo transmite una energía muy sanadora, y en nosotros produce también una conexión muy profunda porque va más allá del resultado, de lo que suena, es simplemente estar presente a través del arte, y eso genera una conexión muy linda", agregó Jorge.

    Como dice el tema "Vengo a ofrecer mi corazón", que tan bien cantaba Mercedes Sosa: Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón... Eso es lo que hace este grupo, solidariamente, poniéndose en el lugar del otro que está sufriendo y aunque sea por unos minutos, con su música les regalan una caricia al alma.


    Susana Espósito - Publicada el 24/11/13 - 3513 caracteres